9 de octubre de 2013

To the moon and back

Y los días pasan...aunque las horas parecen mirarte desde su escondite haciendo quien sabe qué para que el paso del tiempo te parezca una eternidad.

Y un día te paras y ves a tu bebe de 24 meses que deja de serlo y te parece que el tiempo ha volado...

Que tontería.

Disfruto cada momento desde entonces, cada sonrisa, cada beso que me da sin pedirselo, cada palabra dicha en su idioma...porque sé que el tiempo no me regalará estos momentos para siempre. Y que llegará la noche en que tenga que robarle un beso, una caricia...y quizá un abrazo.

Los hijos están de paso, si, ya lo sé. Pero F es muy mío...todavía.



Nadie te dice el embarazo lo que querrás a ese ser diminuto, ni que tu corazón pasará a vivir fuera de tu cuerpo. Que sus miedos te darán más miedo a ti, que sus llantos te ahogarán, que sus frustraciones las vivirás en primera persona y que sus sonrisas serán tu banda sonora favorita.

Sin quererlo guardo en mi móvil grabadas carcajadas de mi bolita, esperando tener todas y cada una de ellas bien a salvo, para forrar mi cabeza de esas risas de cara al futuro.

Crece...o mejor no. Quédate conmigo para siempre. Eso que decía papá de vez en cuando cobra sentido ahora. "Como me gustaría que fueseis todavía pequeños para poder teneros en mis rodillas"

Cuando su mundo eres tú y sólo necesita que papá y mamá estén bien para estarlo también él. Que felicidad más ingenua y maravillosa!

Que felicidad más plena la que siento yo de ayudarte a crecer y de disfrutarte 24 horas al día.

...To the moon and back...






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