13 de junio de 2014

Uno de esos días

De esos días en los que el cielo se encapota en un segundo sin darte tiempo a pestañear. De esos en los que te levantas sin fuerzas ni ganas de la cama y en los que lo único que te apetece es quedarte tumbada mirando la pared blanca que tienes al lado, pensando en nada y en todo.

Pensar en todo y en nada sin llegar a entender si quiera lo que pasa por tu mente a esas horas tempraneras.

Dias en que tus pasos parecen ser más pequeñitos y la calle más estrecha y larga. De esas tardes de sofá y manta sin caer ni una gota fuera. 

Movimientos lentos que te acompañan a cámara lenta, y a ratos en blanco y negro pero sin parecerse a ese cine mudo de Chaplin en que las imágenes descargaban fuerza por si solas, aquí el sentimiento brilla por su ausencia. Aquí la escena es bien distina, blanco y negro, si, pero se queda nada más que en eso. 

Hasta los ruidos de fuera parecen acompañarte en tu día nebuloso, y te hacen participe sin demasiados estruendos mañaneros; parece que susurran con el fin de no molestarte.

Ni frio ni calor, ni triste ni contenta; simplemente uno de esos días...




..y la noche llega con calma. Al cerrar la ventana esa brisa te despierta y vuelves en ti finalmente., los colores empiezan a formarse y sabes que mañana todo volverá a ser lo que era.




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